DEMOCRACY/DEMOCRACIA
Transcribo la magnífica disertación que diera Pietro
Cuevas en la facultad de lenguas de la universidad de Melbourne. Comenzó
diciendo, cuando demandaron su opinión acerca del valor exacto de la palabra,
que sólo podía referirse al tema desde el punto de vista de un escritor, o sea,
lejos del rigor del académico. Las palabras, no son lo que significan, sino muy
por el contrario, son lo que quieren decir. Por eso tanta discordia, tantos
malentendidos. Piense usted, por ejemplo, en la palabra democracia, que, con todos sus peros, en general para la gran
mayoría significa lo mismo, que creemos significa lo mismo. Pero, no. Nos
olvidamos de que es un anglicismo, que su sentido etimológico proviene de dos sustantivos.
Demo y crazy, que en castellano
significan, demo= demostración y crazy= loco, o sea demostración de
locos, o mejor digamos, ya que toda traducción está llamada a la corrección, manifestación de locos. Con esto quiero
decir que, cuando usted está apoyando la democracia
no está más que aseverando que apoya la manifestación de locos. No por nada los
ingleses, que cuentan con reyes, apoyan sin disimulo toda expresión que atente
contra la democracia y, así es, como
con justa distinción, nombran generalísimos, caudillos y cuanto título
apetezcan a los lacayos que bien les sirven. Reyes, no nombran, porque por esos
parajes, afirman, no hay quien compruebe que lleve sangre azul. Entonces, como
ven, la palabra democracia tiene un
sentido ambiguo o mejor digamos dos. El sentido que le da la gente educada, los
que gobiernan y, el sentido que le dan las grandes mayoría, digamos, el sentido
folclórico. Ahora bien, ¿quién tiene la razón? La razón la ostenta quien tenga
la sartén por el mango. Entonces, no se sorprenda si usted dice, yo amo la democracia y, luego lo agarran a palos.
Lo que pasa, es que usted, no sabe lo que está diciendo